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domingo, 27 de noviembre de 2011

Repulsión.


Por Antonio Fernández Munárriz.
Una película inglesa de 1965 dirigida por Roman Polanski. Dura 104 minutos.
Catherine Deneuve interpreta a una joven manicura de clase baja en un centro de estética para mujeres de la clase alta londinense. Vive rodeada de mujeres permanentemente, también en un piso que comparte con su hermana. Incluso es vecina de un convento de monjas.
Su relación con los hombres existe a través de un joven que intenta seducirla, el obrero de la construcción que la piropea y el novio de su hermana. Este último, es un hombre casado.
El conjunto constituye un fresco poderoso de ideas sobre la disfunción sexual. Carol (Catherine Deneuve) no soporta la presencia de los hombres. Poco a poco va sintiendo cada vez más asco. Un trastorno que la encierra en sí misma y en su casa. Aislada y sin un redentor, su locura va en aumento cometiendo asesinatos.
Las campanas y voces que se escuchan desde el convento distorsiona, aún más, la perspectiva de la mente de Carol. Sufre alucinaciones. Las imágenes de su mente se mezclan con las de la realidad: Cine surrealista.
Tres influencias:
La influencia de Alfred Hitchcock, a través de “Psicosis” (1960). La influencia de Luis Buñuel, a través de “Un perro andaluz” (1929), “La edad de oro” (1930), “El ángel exterminador” (1962) y la de Charles Chaplin con su personaje, Charlot.
El primero con su visión del misterio y la locura. El segundo con las imágenes de putrefacción, la navaja, sonido de campanas, diferenciación social y degradación moral y el tercero con una escena donde una amiga imita al vagabundo interpretado por Charlot.
Un compendio de planos de gran maestro nos introducen en la mente de esta desdichada. La ficción de la locura permite conocer mejor al personaje que se despide con una foto de familia, con mirada ausente. Un final que sirvió de influencia para “El Resplandor” (1980), de Stanley Kubrick.
Una forma de mirar que está presente en toda la película: La locura.



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